Espiritualidad

 
A través de la profesión de los Consejos Evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, nos proponemos vivir en total, exclusiva y definitiva entrega generosa y alegre al Señor, ocupándonos solamente de sus cosas. Además nos consagramos especialmente a  la Madre de la Eucaristía.


Nuestra espiritualidad es Eucarística y Mariana.

Es Eucarística: Porque el rasgo esencial que caracteriza nuestra espiritualidad se condensa en la expresión “Sicut Agno” (Como corderos).
Es Mariana: Porque la Santísima Virgen María, es Madre y Maestra, pues es modelo de vida Eucarística, que nos enseña a escuchar y guardar la Palabra del Padre, para luego amar y hacer todo lo que Él quiere y desea de nosotros: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra" (Lc. 1,38). Toda nuestra vida de oración litúrgica la realizamos con el Santísimo Sacramento expuesto. Ante Él, cada Hermano(a) realiza diariamente una hora de adoración.
 
 
 
Los Peregrinos, a la luz de la Iglesia, comprendemos el Evangelio como el encuentro con la Persona del Hijo, en la que el Padre nos revela el misterio de su pobreza que es a la vez insondable riqueza, porque en Él, en Cristo, el Padre nos lo ha dado todo. Los Peregrinos de la Eucaristía queremos vivir la simplicidad y sencillez del Evangelio a ejemplo de todos los Santos y en especial de San Francisco de Asís, quien manifestó con su vida y existencia lo que significa vivir no sólo de pan, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Es por este amor al Evangelio y por la simplicidad de su vida que se constituye en nuestro Patrono principal.
 
También hacen parte del número de nuestros patronos: Santa Clara de Asís, Santa Teresita del Niño Jesús, Beata M. Teresa de Calcuta, Santa Catalina de Siena (Patrona de los laicos Peregrinos), San Pio de Pietrelcina, San Francisco Javier, Beato Juan Pablo II.
 
 
Los Peregrinos nos caracterizamos por vivir en una constante escucha de la Palabra de Dios (su Voluntad) a través de la Iglesia por medio de sus representantes legítimos. En consecuencia profesamos un gran amor por la Santa Iglesia y por el Romano Pontífice en espíritu de humildad y obediencia. Nos caracterizamos además por vivir de la Providencia que es manifestación de esa misma Voluntad Divina. Esta Providencia no sólo entendida como un recibir de Dios el pan material, sino un recibir de Dios todo aquello que nos hace posible alcanzar su fin último, la Bienaventuranza Eterna. Los Peregrinos vivimos una vida fraterna en espíritu de Pobreza, Gratuidad y Alegría, que es a su vez comunión con las tres Personas Divinas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.